Sacromonte, un hotel cinco estrellas en medio de la naturaleza  

Ubicado en la Sierra de Carapé, en Maldonado, a unos 350 metros de altura, se encuentra el hotel Sacromonte, un conjunto de cuatro chalets de 60 metros cuadrados cada uno, dispuestos entre las sierras, a 40 minutos de José Ignacio. Somos Uruguay Revista habló con su fundador, Edmond Borit, quien desde que compró las tierras en 2013 viene desarrollando el proyecto, que combina los viñedos y la experiencia del hospedaje en un entorno natural, inspirado por la vocación de su abuelo, que llegó desde Francia a Perú en los años 30 del siglo pasado como viticultor y enólogo de la bodega Tacama, una de las más antiguas de América del Sur.

¿Cómo fueron los comienzos del hotel Sacromonte?
Abrimos entre finales de 2018 y principios de 2019, fue de a poco, porque empezábamos a conocer el público. Cuando abrimos apuntamos principalmente al público brasileño, pero ese verano de 2019 nos empezaron a llegar turistas norteamericanos y europeos, y entonces dijimos, bueno, vamos a empezar a ver qué público está viniendo, y empezamos a conocerlo.

El hotel tuvo un reconocimiento importante desde sus inicios a nivel internacional. ¿Cómo fue posible?

En setiembre de 2019, con nueve, diez meses abiertos, la revista Time nos incluyó en la lista de candidatos del concurso World’s 100 Greatest Places. En junio supimos que éramos candidatos y en setiembre la gente de Time nos llamó y nos dijo “felicitaciones, ustedes fueron elegidos entre los 100 mejores lugares del mundo”. Eso fue un notición para nosotros, imagínate, estar entre los 100 mejores lugares del mundo estando en el primer año de apertura.
Luego de ese reconocimiento, en 2024 estuvimos en el canal 4 de Inglaterra, en un programa que se llama algo así como “los hoteles más secretos del mundo”. El canal 4 nos encontró, vino y nos hizo un reportaje, y aparecimos también dentro de los lugares más escondidos y recónditos del planeta. Dentro de América, fue el único hotel escogido, nos dieron como 15 minutos de programa hablando de lo escondido y secreto que era esto.


¿Cuáles han sido los principales cambios del hotel en estos primeros años de vida?
Fuimos poco a poco adaptándonos a lo que el público nos iba reclamando. Abrimos los refugios, que son como chalets de vidrio de 60 metros cuadrados cada uno, todos con kitchenet, porque pensábamos que el público que venía iba a preferir cocinar y elaborar las comidas por sí mismos. Sin embargo, nos dimos cuenta de que la gente que venía no estaba dispuesta a prepararse nada, y que lo que quería era justamente ser servida, ser atendida, y por eso es que en 2020 implementamos el restaurante. Primero fue un restaurante en el que nosotros elaborábamos la comida en Montevideo y la llevábamos al restaurante, hasta que finalmente, en 2022, implementamos cocina propia con chef y todo, se elabora ahí con el equipo de cocina, e instalamos un salón cerrado. Ese fue el cambio más grande desde que abrimos.

¿Cómo es la experiencia del hospedaje en el hotel Sacromonte y la incidencia de su entorno natural?
El entorno natural es importantísimo, porque va en cierto modo de la mano con lo que la gente hoy llama el nuevo lujo, que no está más en la ciudad, sino que es más la personalización del servicio, que en el caso nuestro, como tenemos solo cuatro casitas y como máximo va a haber ocho personas, no hablamos de la habitación número tal, sino que hablamos del señor Juan o la señora María. Es la personalización y es el tener una comodidad de hotel cinco estrellas en medio de una naturaleza completamente agreste, donde hay flora, fauna… ¡Es lindísimo lo que tenemos ahí! 

Muy poca gente, incluso de Uruguay, sabe lo que tenemos en fauna, a veces el extranjero lo conoce porque hace una investigación antes de venir. La gente que va se encuentra con que hay carpinchos, zorros, guazubirás, mano peladas, mulitas, aperiás, hurones y una infinidad de aves.

¿Qué tipo de actividades se pueden realizar en ese entorno?
La propiedad tiene 100 hectáreas, y lo que es la zona intervenida, donde están los refugios, el viñedo, el restaurante y la recepción, son solamente 15 hectáreas. Las restantes 85 hectáreas están atravesadas por senderos que hemos limpiado a través del monte y a lo largo de un arroyo que cruza la propiedad, donde la gente puede hacer senderismo por 45 minutos, una hora, dos horas, cuatro horas, dependiendo de lo que tengan voluntad de hacer. El europeo busca caminar y hace caminatas de cuatro horas al día por lo menos, el norteamericano hace caminatas mucho más chiquitas.
También tenemos cabalgatas que las hacemos ahí en la propiedad mismo. Cuando es con niños, es ahí mismo, pero cuando la gente quiere andar realmente por las sierras, tenemos un campo anexo donde tenemos 12, 13 caballos, y ahí se organizan cabalgatas de una hora, dos horas o más, siempre guiadas por un guía local. Todo va de la mano de la propuesta, que es conectarse con la naturaleza. 

También está la posibilidad de la contemplación. Cada refugio tiene un deck con jacuzzi climatizado y se puede estar en la terraza contemplando el paisaje de día o el cielo estrellado en la noche, donde no hay contaminación lumínica. 

Como las distancias son grandes, como el restaurante está en el cerro con una vista panorámica muy linda, y entre los refugios hay una distancia de 100 metros, entonces cada refugio cuenta con un carrito eléctrico 4x4 offroad, y el huésped se mueve en el carrito, para ir al restaurante, al refugio, o para conocer el viñedo o la capilla que tenemos en la parte más alta del viñedo. Todo lo construimos nosotros, la capilla, el viñedo, un tajamar grande. Trajimos de Mendoza la imagen de la virgen de la Carrodilla, que es la patrona de los viñedos, y la capillita está en la parte más alta, a 311 metros; es el viñedo más alto de Uruguay.

¿Cuántos días es recomendable ir?
Lo recomendable son dos noches, porque con una noche uno no logra desconectar completamente, lo ideal son dos noches, pero el uruguayo tiende a quedarse una noche. El extranjero, brasileño o norteamericano, por lo general se queda tres noches. 

Hay gente que viene específicamente y exclusivamente al Sacromonte, y lo toma como base, y de ahí se mueve a José Ignacio, a Punta del Este, va y viene, y ahí se queda cinco, seis noches. Tomando la ruta 104 y la 9, José Ignacio queda a unos 40 minutos y Punta del Este a 50; para un brasileño que está acostumbrado a moverse, no es nada.

¿Qué particularidades tiene hospedarse en esta época de invierno?
El invierno tiene su encanto, si bien la época más linda para disfrutar el lugar es el otoño y la primavera. Lo lindo del invierno es lo acogedor que es el refugio, que tiene estufa a leña y un ambiente con vista al frente, muy amplia, con vidrios de dos metros y medio de ancho, que no tiene marcos, entonces tenés una vista de 12 metros al frente, con un espacio de lectura y atrás un ventanal con cuatro metros cuadrados, entonces te sentás a leer ahí con la estufa al lado, una copa de vino, tenemos todos los vinos de la bodega, con el viñedo detrás y el lago al frente. También al huésped que no quiere moverse de la habitación cuando hay mucho frío le llevamos el almuerzo o la cena al refugio.